sábado, 27 de agosto de 2011

Hablemos de Izcalli

Mi nombre es Karina. Hace tres semanas cumplí 25 años, los cuales he vivido en Cuautitlán Izcalli, y me dí cuenta que en cuanto pude andar por mi cuenta, empecé a dedicarme a ser lo que coloquialmente se le llama un "pata de perro". Sin querer empecé a desplazarme más que nada al D. F. y me he topado con muchas cosas que me han dejado un buen recuerdo para mi retiro. Sin embargo nunca he menospreciado mi lugar de origen, todo lo contrario, es más, gané en la primaria un diploma por un escrito que hice sobre el municipio. Eso fue lo que me impulsó a hacer este blog y creo que es por ahí dónde debe empezar; hablando de Izcalli.

Pues bien, Cuautitlán Izcalli es un municipio relativamente nuevo, puesto que oficialmente se le reconoció en 1973, poniendo el Ex-Presidente de la república Luís Echeverría la primera piedra tan sólo dos años antes.

Mi familia llegó aquí en 1983 y me cuenta que antes "uno se moría de inanición a ser atropellado", no había más transporte público que los taxis; así que era inevitable llegar a tener cierta intimidad con los los otros tres pasajeros que cabían en el vehículo. Cuautitlán Izcalli se parecía más a una "isla" sin explorar. 
Lo que ahora se nos hace un "salto de rana" llegar al Distrito Federal, antes era una peregrinación porque casi todo era llano, por lo tanto la monotonía al ojo era de esperarse, claro que dicha monotonía reemplaza al llano por el gran estacionamiento que es el periférico. Por supuesto la tecnología nos ha permitido envolvernos en las maravillas de un reproductor mp3 o mp4; también algunos preferimos la vieja escuela de los libros, en fin, ando divagando un poco, permítanme regresar al punto principal.

Son veinticinco años los que han transcurrido en mi vida y en la vida de Izcalli desde 1986. Llegué cuando ya existía la lechería CONASUPO y cuando el gran centro comercial de Mauricio Garcés, Blanco, se instaló entre las dos avenidas principales que abrazan al Centro Urbano, así que después de trece años de ser mi "Casa entre los árboles", la "isla" ya estaba bastante explorada. Es más después del terremoto del 85 mucha gente del D.F. vino en busca de un lugar sólido, que resistiera los sismos, desgraciadamente, el proyecto de autosustentabilidad de Cuautitlán Izcalli se vio desplazado por la urgencia de más zonas habitacionales. 

Ahora, hemos alcanzado un nivel de "ciudadela" donde contamos con tres plazas comerciales, un mall y otro más en construcción; donde antes no pasaban un auto, ahora pasa la gente corriendo para no terminar atropellada. Sí; Izcalli se ha vuelto más caótico, pero también más vivo. Con todo y la sobre población que hay en el municipio y sus respectivas consecuencias sociales, puedo decir que sigo adorando mi hogar, y que mucha gente de la "vieja escuela" también, es por eso que muchos quieren heredar a sus hijos un lugar lo más cercano que pueda parecerse a lo que ellos encontraron en 1973.

Aquí todavía la gente le dice buenos días a personas que ni conocen, le cuentan sus recuerdos más íntimos a la persona que está formada delante de ellos en el banco, reciben consuelo y apoyo de un modo casi terapéutico del vecino; los niños siguen jugando a la rueda de San Miguel y cantando "Naranja Dulce", todavía se pueden ver estrellas en el cielo.

Los defectos no los niego, son los que atañen a todo el país, delincuencia, desempleo, y causan gran pesar en todos nosotros, yo misma lo padezco, pero no por eso dejamos los Izcallenses de apreciar las cosas buenas de la vida y el bien común; y eso es algo que queremos expandir a todos los que topemos en el camino.

Mi Izcalli está a un paso del D.F. y a otro de Querétaro y Tepotzotlán. Lugares muy bellos en verdad, pero prefiero seguir recorriendo dos horas de trayecto que mudarme, soy hija de Izcalli y quiero seguir así.

Kary de Izcalli.